El último viaje que hemos hecho en busca de Alfombras Étnicas ha sido al desierto más árido del mundo: al desierto de Atacama. Está en el norte de Chile, haciendo frontera con Bolivia y a dos horas en avión desde Santiago a Calama más una de coche.
Viajamos en familia en el mes de septiembre y nos quedamos fascinados y también muy impresionados por la aridez y sus paisajes tan extremos.
Viajar con dos niños de tres y cuatro años a este destino es un poco complicado, ya que las temperaturas son drásticas, hay algunas excursiones que no están recomendadas para niños por estar a más de 5000 metros de altura, para ver las distintas zonas de interés hay que pasar tiempo en el coche y fuera del oasis del hotel es un poco duro disfrutar cuando no hay alguna actividad.
Al margen de esto, la experiencia del desierto nos encantó. Alquilamos un todoterreno e hicimos por nuestra cuenta excursiones maravillosas.
El salar de Atacama es una extensa laguna de sal, de aspecto rugoso y muy blanco. Hay varias lagunas, nosotros visitamos la Laguna Céjar, donde nos bañamos y pudimos ver cómo gracias a la sal flotábamos. Para preservar esta laguna está prohibido utilizar protección solar y la radiación es altísima. ¡Mejor no entretenerse demasiado! Además, de bañarnos pudimos ver muchos ratoncitos pequeños, los niños estaban encantados y a mi sigue sin entrarme en la cabeza que sobrevivan en ese entorno.
En la Laguna Chaxa pudimos ver muy de cerca flamencos, ¡algunos volando encima nuestro!, y un paisaje espectacular, ya que el blanco del salar contrastaba con el turquesa de sus aguas y los puntos salmón de los flamencos.
El Valle de la Luna es una formación de piedra y arena que está muy cerca del pueblo de San Pedro de Atacama, y tiene las vistas y la luz más impresionantes que nunca he visto. ¡Es como estar en otro planeta! Fuimos por la tarde, para poder disfrutar del atardecer e hicimos dos excursiones.
Entramos a Las Cuevas de Sal, unas cuevas de piedra marrón oscuro con un relieve similar a la chocolatina Flake y mucha profundidad. Para acceder a estas cuevas es obligatorio llevar linterna, nos confiamos con las de los móviles que les prestamos a los niños y… ellos iban volados porque donde nosotros íbamos agachados o en cuclillas ellos corrían, dejándonos a oscuras. Una excursión de mucha adrenalina, que si hubiéramos sabido lo que era quizás no la hubiéramos hecho ¡Beneficios de la ignorancia!
También subimos a las Dunas de arena que están ubicadas en el norte del parque. ¡Otro desafío con niños, subir una montaña de arena en el desierto no es tan fácil como parece! Una vez arriba el paisaje es como estar en Marte ¡Espectacular!
Las termas de Puritama están de camino los Géiseres del Tatío (donde por la edad de los niños y sus 4200 metros de altura nos recomendaron no ir), a 3.500 metros sobre el nivel del mar. Están ubicadas en un valle y muy bien preparadas. Hay unas 8 pozas, cuanto más arriba más caliente está el agua.
Sergio aprovechó por la noche para escaparse a una excursión organizada a ver las estrellas. Estas excursiones salen del pueblo, llevan al grupo a un lugar apartado con telescopios y un astrónomo les va explicando los astros. ¡Volvió fascinado!
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